«Es obvio que no puedo enseñar a menos que reconozca mi ignorancia, a menos que descubra lo que no sé, lo que no he dominado» (Freire)
Así comenzaba Marisa Fernández Serrat su ponencia, dirigida a Directores en prácticas, en la que estoy participando como tutora: «El triángulo de la mejora: Innovación, Investigación, Formación»
Intentaré resumir lo que aprendí, porque como siempre le digo, cada vez que estoy con ella, aprendo algo nuevo. No es una ponente con diálogos aprendidos, ni que repita en cada acto el mismo discurso, siempre aporta píldoras de teoría impregnadas de experiencia, que hacen de sus intervenciones un remedio fantástico para el «estancamiento educativo».

Es necesario conocer la realidad de los centros, no podemos analizar ninguna cuestión si no partimos del contexto. Un contexto donde siempre nos vamos a encontrar:
- Los que saben y los que nunca se han planteado si saben.
- Individualistas y colaboradores
- Plantean metas a su alumnado, los motivan y se implican.
- Los que se comunican y promueven la participación y los amigos del secretismo.
Ante esta situación la dirección escolar debe preguntarse:
- ¿Se aprovechan los recursos del centro?
- ¿Son ágiles los procesos?
- ¿Se rutiniza la enseñanza?
- ¿Aprende el alumnado todo lo que podría aprender?
- El profesorado ¿está satisfecho con su trabajo? ¿Está de buen humor? ¿Se arriesga?
Si nos queremos plantear la mejora de nuestros centros en cualquier aspecto, debemos partir del triángulo:

La INNOVACIÓN es un concepto confuso y muy personal, «Innovar es hacer algo por primera vez». Las alternativas de la innovación son: nuevos recursos, nuevas prácticas y sobre todo, nuevas creencias.
La INVESTIGACIÓN es una estrategia para analizar la práctica, comprenderla y mejorarla. Sus pasos: diagnóstico, establecer estrategias de acción, puesta en práctica y nuevo diagnóstico.
La FORMACIÓN es un pilar fundamental para poder abordar las dos anteriores. En formación hemos pasado por distintos panoramas:
- Años 80: Optimismo formativo (escuelas de verano, cursos, curriculum, sexenios…)
- Años 90: Pesimismo formativo (falta confianza, falta tiempo, ausencia de planificación…)
- Actualmente: Desencanto generalizado…¡Faltan ganas y sobran excusas!
Ante un proceso de mejora, el punto de arranque debe ser la EVALUACIÓN, concretando no solo nuestros puntos débiles sino también las fortalezas. Las mejoras comienzan por un cambio, aunque no todos los cambios producen mejoras:
- Mantener lo que se hace bien
- Corregir lo que se necesite
- Poner en marcha nuevas metas….¡Convertir las metas en retos!
¿Cual es el papel de la Dirección escolar en un proceso de mejora?

¡A cada uno lo suyo!
En fin, después de escucharla, me ratifico…..¡Difícil tarea la de la Dirección Escolar! y más en los tiempos que corren donde la educación no tiene la importancia social que en otros momentos, donde tod@s saben de educación y poc@s se «pringan» por ella.